Nací en Logroño en 1984, estudié en los Jesuitas hasta 2002 y me licencié en Comunicación Audiovisual en 2006 en Navarra, donde formé parte de una compañía de teatro universitario. Así me di cuenta de que el escenario era lo que más feliz me hacía en el mundo, pero sin embargo, me costó un tiempo creer que yo misma podía ser sujeto activo en las artes, por eso cursé un posgrado en Cooperación Internacional en 2007 en Madrid, para ver si allí me explicaban con honestidad como funcionaba el sistema político-económico que rige el mundo y que no acabé de comprender tras hacer dos viajes de voluntariado en los veranos de 2004 y 2005 a Sierra Leona y Palestina. Después de aquel magíster, lo entendí todo mucho mejor y trabajé durante un año y medio para el Comité Español de la UNRWA. Pero en 2009 decidí mudarme a Barcelona para desarrollar mi vocación, sin saber en ese momento todas las posibilidades de transformación que el escenario podía brindar, y elegí para formarme en Arte Dramático la escuela de Teatro Experimental Laboratorio.

En 2015 creé mi primera pieza de teatro como dramaturga, directora y actriz, “Mirta en espera”, fundando con ella mi plataforma de creación Los espejos son para mirarse, desde donde construyo mis proyectos artísticos. Fue desde ella que escribí y rodé mi primer largometraje documental "De eso no hablábamos", estrenado en 2019, y con el que tuve el honor de participar en la 37º Muestra Internacional de Cine y Mujeres. También forma parte de Los espejos la pieza “Salve Regina”, estrenada en 2021, con la que he tenido el orgullo de ir de gira a Argentina. En esta plataforma siempre colaboro con grandes e inspiradores artistas, como Jose Antonio Puchades “Putxa”, Rubén Rocha, Paloma Remolina o Carlos Martín-Peñasco.

Con este último, he tenido la suerte de fundar también la compañía de teatro Los Prometidos y de crear la pieza “Solo creo en el fuego” con la que hemos viajado hasta París y ganado muchos premios en fantásticos y variopintos festivales.

Durante más o menos una década fui la directora de la compañía de teatro social Arde Teatro, que comenzó siendo un grupo de performances de calle para concienciar sobre las injusticias sociales. Crecimos juntas y hemos llevado al teatro textos propios sobre los CIEs, "Adentro", y sobre el activismo y la lucha por la justicia climática, "Climate fighters".

En los últimos años he fundado dos nuevas compañías, La impuntual junto a Alba Rubió y La Cresta Ilíaca junto a Sergio Mora, con quienes he llevado a escena “Gracias por todo” y “Llenos de vida” respectivamente. También escribí junto a Anna Tamayo y su compañía Cándida, “200.000 MUJERES”, y he creado otras obras mano a mano con Alejandra Jiménez Cascón, Carlos Be, Rosa Barta y Leticia Narvarte. He trabajado para el CDN de la mano de El Patio Teatro y con muchas otras personas increíbles y talentosas. Soy una mujer con suerte. Te lo detallo más abajo aunque lo más bello de lo que viví y creé junto a ellas solo puede intuirse... o sentirse si vienes a vernos al teatro. Así que, vente.